Mi mami murió y mis hermanitos y yo nos quedamos solos en la calle. Eramos muy pequeñitos, solo teníamos dos semanas y no podíamos sobrevivir. Una niña se fijo en nosotros y nos cuido hasta que pudimos comer solos. Nos busco buenas familias que nos quisieran. Yo estaba muy contento porque uno de mis hermanitos vino a vivir conmigo.

 Pero un día todo cambió, yo estaba muy malito de la boca y mi familia se canso de cuidarme y me echó. Así llegué a Lara enfermo y muy triste, no podía comprender que había hecho mal para que ya no me quieran, soy un gato muy cariñoso y ronroneador, y nunca rompo nada.

Aquí me tratan muy bien y me dan latitas para que pueda comer sin hacerme daño, pero me gustaría encontrar una casita donde me quieran para siempre y donde recuperarme.

¿Me ayudas a logar mi deseo?

Contacto: adopciones@asociacionlara.org